Lo esencial es invisible a los ojos.
La historia de el zorro y el principito, de Antoine de Saint-Exupéry.
El principito, que se encuentra explorando la Tierra, se topa con un zorro y ambos entablan amistad. El zorro le da lecciones sobre la vida y el amor y el principito le cuenta sobre su rosa, a la cual ha cuidado y regado pero que ha tenido que dejar en su planeta para hacer un viaje por el universo.
El zorro, entonces, invita al principito a ver una multitud de rosas que hay en un jardín. El principito se da cuenta de que ninguna de ellas podría reemplazar a su rosa, aunque todas puedan parecer idénticas. El zorro le dice un secreto al principito, una enseñanza muy importante que le hace comprender mejor lo que le estaba ocurriendo. Le dice: “solo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos”.
Así, el zorro muestra al principito una reflexión sobre el verdadero valor de las cosas, su verdadera esencia. Los ojos pueden engañarnos, no así el corazón. El corazón es capaz de diferenciar una rosa entre mil. Y sin embargo, ¿cuántas veces no escuchamos a nuestro corazón?
Te propongo que miremos más allá de las apariencias, valoremos las cosas por aquello que en realidad son y no por lo que puedan parecer y, sobretodo, que nos guiemos por lo que nuestra intuición nos dice. En ese camino la pintura y el arte en general, son un medio muy potente para canalizar lo que nuestro corazón nos dice. Si tienes curiosidad por saber lo que tiene que contarte, déjame que te acompañe.